Por Laure Tabouy - Universidad Paris-Saclay
La conciencia es una de las nociones más complicadas y complejas. Complicada, porque es difícil de entender, y compleja, porque contiene varios elementos entrelazados que la hacen difícil de captar. Hagamos un recorrido breve por tres teorías "rivales" que hoy en día defienden algunos científicos.
Varias teorías se oponen entre los científicos en su intento por desentrañar los misterios de nuestra vida interior.
Avery Evans/Unsplash
Según la definición del Larousse, la conciencia es el "conocimiento, intuitivo o reflexivo inmediato, que cada uno tiene de su existencia y de la del mundo exterior". Es importante distinguir
varios tipos de conciencia.
La conciencia espontánea o inmediata está vinculada a la experiencia y orientada hacia el mundo exterior. Se refiere a la presencia del individuo en sí mismo en el momento en que piensa, siente o actúa. La conciencia reflexiva es la capacidad de volver sobre sus propios pensamientos o acciones y analizarlos. Finalmente, la palabra "conciencia" también puede referirse a nuestra capacidad de juicio moral que involucra el bien y el mal, un sentido que no es el que nos interesa aquí.
¿Estamos a punto de descubrir la firma de la conciencia?
Los avances en
neurociencias, informática e ingeniería desde los años 1950 sugieren la posibilidad de descifrar la mente e incluso, según algunos, la posibilidad de
"descargarla" en un soporte digital algún día. Sin embargo, la conciencia aún se escapa del entendimiento científico. Es cierto que poner de relieve mecanismos cerebrales cada vez más precisos y específicos abre una nueva perspectiva sobre el cerebro y reabre la pregunta: ¿vamos a descubrir la firma neuronal de la conciencia? Frente a esta búsqueda para identificar los mecanismos cerebrales que sustentan este fenómeno complejo, la ciencia necesita teorías.
En este debate que fue primero filosófico, las teorías científicas de la conciencia se enmarcan en un enfoque materialista. Esto significa que hacen la hipótesis de que la conciencia es un fenómeno que emerge de la materia de la cual estamos hechos, en oposición a los dualistas, para quienes el cuerpo y la mente son dos realidades de naturalezas diferentes. Los científicos se basan entonces en el análisis de la actividad cerebral.
Teoría del espacio de trabajo global
La teoría del espacio de trabajo global es una teoría denominada funcional: busca describir la conciencia por lo que hace y por las funciones que cumple. Explica que tomar conciencia surge de la interacción entre varias regiones y procesos cerebrales que se unen. El objetivo es también contentarse con un enfoque experimental sin necesariamente destacar un "proyecto divino" que justifique la existencia de la conciencia. Fue
formulada a finales de los años 1980 por el neurocientífico estadounidense Bernard Baars, y sustentada por los neurocientíficos franceses Stanislas Dehaene, Lionel Naccache y Jean-Pierre Changeux.
La idea principal de esta teoría es que cuando recibimos una información sensorial, primero se procesa rápidamente de manera automática por las regiones cerebrales especializadas, como la corteza visual. Se ha observado que si
esta información no se retiene y amplifica por una red neuronal más amplia, permanece inconsciente. Tomar conciencia es un proceso más lento, pero más flexible que los procesos automáticos, que ponen en común información de diferentes redes especializadas.
Cierta información sensorial es entonces seleccionada para ser difundida en numerosas regiones cerebrales, como la corteza prefrontal. Estas regiones cerebrales están muy conectadas con muchas otras regiones cerebrales. Este proceso de convergencia hacia una sola interpretación coherente de la situación hace surgir un estado de conciencia único. Una vez que somos conscientes de haber visto o escuchado, es posible realizar operaciones mentales muy diversas. Este estado de conciencia se traduce en un "incendio" de la actividad cerebral, momento en el que tomamos conciencia de una información sensorial que ocurre
300 milisegundos después de la percepción.
Teoría de la información integrada
La teoría de la información integrada también es una teoría funcional, que sostiene que la conciencia se define no por la estructura o actividad del cerebro, sino por la capacidad de un sistema (orgánico en el caso del cerebro) para percibir una gran cantidad de información. Según esta teoría, un sistema consciente es un sistema que genera información que se compara unas con otras: es lo que llamamos integración.
Esta teoría
propuesta por el estadounidense Giulio Tononi en 2004, requeriría dos fundamentos: una abundante información y una integración de esa información. Resultaría en la construcción de un estado mental único e irreductible. En lugar de partir de la actividad cerebral para explicar la conciencia, Tononi busca definir un marco teórico que explique, según él, por qué algunos sistemas como el cerebro, que es un órgano, son conscientes y sienten cosas en una experiencia subjetiva que parece independiente de la materia.
Según Tononi, esta teoría establece un marco que abre otras hipótesis sobre cómo proceder para que otros sistemas, por ejemplo artificiales, también sean conscientes. Así, los
organoides y embrioides cultivados en laboratorio o incluso las plantas podrían ser considerados conscientes. Sin embargo, esta teoría carece de detalles: postula dos elementos esenciales, sin explicar por qué surge la conciencia y qué la caracteriza. Continúa desarrollándose, aunque es muy controvertida y ha sido calificada de "pseudociencia infalsificable" en una
carta redactada por 124 especialistas del campo. En esa publicación, los neurocientíficos exponen las divergencias de opiniones que los dividen.
Teorías del orden superior
Procedentes de la filosofía y defendidas por el filósofo David Rosenthal y el psicólogo Michael Graziano, las teorías del orden superior quieren explicar la distinción entre los tratamientos conscientes e inconscientes de la información. Estas teorías postulan que la conciencia consiste en percepciones o pensamientos sobre estados mentales accesibles inmediatamente, llamados "de primer orden", como sensaciones brutas. La toma de conciencia del contenido de un estímulo solo es posible a partir del momento en que aparece una representación "de orden superior" o "meta-representación". Según estas teorías, hay pensamientos conscientes que se basan en un nivel inconsciente de sensaciones, y son las percepciones en otro nivel de estas sensaciones las que acceden a la conciencia.
Es la existencia de esta representación de orden superior la que nos hace conscientes de los contenidos hacia los cuales tienden: la percepción es un proceso automático, y se vuelve consciente cuando la existencia de esta representación se convierte en un pensamiento consciente. Para el neurocientífico inglés Edmund Rolls, es un
mecanismo que permite la corrección de errores y la planificación de acciones. Finalmente, según estas teorías, el procesamiento inconsciente sería suficiente para que la ejecución de una tarea no necesite necesariamente de la conciencia.
¿Qué está en juego en el contexto actual?
La conciencia humana nos revela que existimos como seres humanos singulares, cruzados de nuestras emociones, pensamientos, experiencias y personalidad, pero también de nuestra biología. Hoy en día, es una cuestión filosófica y científica no resuelta que anima los debates. La cuestión de la conciencia es una cuestión de sentido: ¿quién soy yo? ¿qué es la interioridad? Los científicos aún no han llegado al final de su tarea, aunque no es imposible que algún día logremos explicar qué es la conciencia.
Otra vía en proceso de exploración por los científicos, los organoides cerebrales, también ilumina estas cuestiones. Aparecidos en 2008 para paliar el déficit de conocimiento del desarrollo embrionario del cerebro, estos "mini-cerebros" en cajas de Petri son estructuras neuronales derivadas de células madre. La evolución de los protocolos para reproducir diferentes partes del cerebro necesarias para la conciencia permite ahora producir una red sofisticada de neuronas capaz de generar ondas cerebrales. Los organoides podrían convertirse en sistemas artificiales sensibles y conscientes. Estas investigaciones señalan una cuestión importante que une todas estas teorías: ¿qué estructura es indispensable para la conciencia? ¿cómo nace y a partir de qué? ¿puede haber autoconciencia sin cuerpo? Los organoides cerebrales además plantean
cuestiones éticas muy importantes.
Estas investigaciones teóricas sobre la conciencia se inscriben hoy en un contexto de efervescencia del lado de las neurotecnologías. Los proyectos de interfaz cerebro-máquina como Neuralink son cada vez más numerosos, y tienen la ambición de permitirnos actuar sobre el mundo simplemente con nuestra mente. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos de que estos nuevos conocimientos sobre la conciencia, lejos de estar confinados a modelos teóricos,
sean utilizados para el bien común, sin comprometer nuestra integridad psíquica, nuestra intimidad, nuestra seguridad y nuestra libertad de pensamiento.
Fuente: The Conversation bajo licencia Creative Commons