Investigadores han estudiado el Gran Miedo de 1789, un período en el que rumores infundados sobre una supuesta hambruna orquestada por la aristocracia se propagaron por Francia en solo unas semanas. Este episodio contribuyó a desencadenar levantamientos populares y jugó un papel en la Revolución Francesa, marcando el fin del sistema feudal. El equipo utilizó documentos históricos detallados para rastrear la cronología y geografía de esta difusión.
La toma de la Bastilla, momento emblemático de la Revolución Francesa.
Imagen Wikimedia
Utilizando modelos matemáticos similares a los empleados para estudiar epidemias, los científicos calcularon que estos rumores se propagaban con un número de reproducción básica de 1,5, lo que significa que cada persona expuesta transmitía en promedio la información a 1,5 individuos más. El pico de transmisión se alcanzó el 30 de julio de 1789, seguido de un rápido declive, imitando la curva típica de una enfermedad infecciosa.
Las zonas más afectadas se caracterizaban por una alta población, una tasa de alfabetización elevada, mayor riqueza, concentración de la propiedad de la tierra y precios del trigo más altos. La transmisión seguía principalmente las rutas principales y los circuitos postales, formando ondas distintas de contagio, lo que subraya la importancia de las redes de comunicación en la difusión de información.
Este enfoque epidemiológico sugiere que el Gran Miedo fue más el resultado de un comportamiento racional y políticamente motivado que de una simple explosión emocional. Ofrece un marco para analizar otros eventos históricos o contemporáneos de propagación de rumores, incluso en la era digital donde los medios de transmisión han evolucionado.
La propagación del Gran Miedo estaba influenciada por factores demográficos y socioeconómicos.
Crédito: Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-09392-2
Aunque los archivos históricos incompletos pueden limitar la precisión de los modelos, este estudio abre el camino a una mejor comprensión de cómo la desinformación puede moldear las dinámicas sociales y políticas, con implicaciones para la gestión de crisis modernas.
Modelos epidemiológicos aplicados a los rumores
Los modelos epidemiológicos, desarrollados inicialmente para estudiar la propagación de enfermedades, se adaptan para analizar la difusión de rumores. Se basan en ecuaciones matemáticas que describen cómo una información se transmite de un individuo a otro en una población.
Estos modelos incluyen parámetros como la tasa de contacto entre personas, la probabilidad de transmisión y la duración durante la cual una persona permanece contagiosa. Para los rumores, la contagiosidad depende de factores como la credibilidad percibida y la emoción suscitada.
La aplicación de estos modelos a eventos históricos permite cuantificar fenómenos sociales. Por ejemplo, el cálculo del número de reproducción básica ayuda a predecir si un rumor se extinguirá rápidamente o se volverá viral.
Esta metodología ofrece una herramienta poderosa para anticipar y gestionar la propagación de información falsa en las sociedades modernas, donde las redes sociales amplifican considerablemente las velocidades de transmisión.
Impacto socioeconómico de los rumores históricos
Los rumores, como el del Gran Miedo de 1789, pueden tener consecuencias profundas en las estructuras sociales y económicas. A menudo actúan como catalizadores de cambios, movilizando a las masas en torno a miedos o esperanzas compartidas.
En el caso de la Francia del siglo XVIII, el rumor de una hambruna orquestada exacerbó las tensiones existentes entre las clases sociales, llevando a revueltas y acelerando el colapso del feudalismo. Esto demuestra cómo una información, incluso falsa, puede modificar el curso de la historia.
Los factores socioeconómicos, como la riqueza y la alfabetización, influyen en la susceptibilidad a creer y propagar rumores. Las comunidades mejor educadas y conectadas pueden ser más rápidas para difundir información, pero también más críticas.
Fuente: Nature