Cédric - Lunes 23 Diciembre 2024

Canibalismo y masacre: el descubrimiento que hiela la sangre 💀

Hace 4.000 años, unos gritos resonaron en lo profundo de una cueva en Inglaterra. En este lugar, restos arqueológicos narran hoy un episodio escalofriante. Una comunidad entera fue víctima de una violencia tan extrema que deja perplejos a los científicos.

Todo comienza en la década de 1970, cuando unos espeleólogos exploran un sumidero natural en Charterhouse Warren, en el condado de Somerset. Descubren allí más de 3.000 fragmentos de huesos humanos. Pero no es hasta cinco décadas después que un análisis exhaustivo revela la magnitud de la tragedia. Los restos pertenecen a 37 individuos: hombres, mujeres, niños e incluso recién nacidos.


a) Traumatismo perimortem en la parte posterior izquierda del hueso frontal.
b) Marcas de golpes visibles en el hueso frontal.
c) Bisel pulido en la superficie interna alrededor de la herida.
d) Cráneo con perforación en el hueso frontal medio.
e) Vista cercana que muestra fracturas radiales.
f) Vista interna que revela un bisel pulido.
g) Cráneo adulto.
h) Marcas de golpes a lo largo del frontal medio.
i) Fractura perimortem por impacto contundente en un fragmento conjuntivo del hueso frontal derecho.


Las marcas en los huesos cuentan una historia aterradora. Cráneos fracturados indican golpes a quemarropa. En algunos fragmentos, huellas de cortes evocan mutilaciones post mortem: decapitaciones, arrancamiento del cuero cabelludo e incluso evisceraciones. Los huesos de las extremidades presentan signos de masticación humana. Estas abrumadoras evidencias apuntan a actos de canibalismo.

Los investigadores creen que estas violencias no están relacionadas con una simple hambruna. Cerca de los huesos humanos se encontraron restos de ganado, descartando una necesidad vital de alimento. Este hallazgo lleva a los científicos a considerar otras explicaciones. Algunos proponen la hipótesis de una venganza ritual o un acto simbólico destinado a borrar a una comunidad rival.

Otras teorías apuntan hacia la bacteria Yersinia pestis, responsable de la peste. Se han identificado rastros del agente patógeno en los dientes de dos niños. El temor a una epidemia podría haber exacerbado las tensiones y provocado una explosión de violencia colectiva.

Para Anna Osterholtz, bioarqueóloga, estos actos extremos podrían haber servido para reforzar la cohesión social de un grupo. Mostrar violencia pública podría haber sido una manera de afirmar el dominio sobre rivales o de establecer límites claros dentro de una comunidad.

Rick Schulting, arqueólogo de la Universidad de Oxford, señala que hasta ahora la edad del bronce temprano se percibía como una época pacífica. Los restos de Charterhouse Warren desafían esta idea. La ausencia de enterramientos y el estado de los huesos evidencian una masacre sin precedentes.

El enigma sigue sin resolverse. ¿Por qué tanta crueldad? ¿Se trata de un hecho aislado o de un ciclo de represalias entre tribus? Por ahora, los científicos continúan analizando los restos óseos para desentrañar este antiguo misterio.

Este oscuro episodio recuerda que la violencia no es un fenómeno reciente. Las sociedades de la edad del bronce eran capaces de actos de una brutalidad sobrecogedora, muy lejos de las imágenes idealizadas que se podían tener de esa época.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Antiquity
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