Por Maïa Ponsonnet (Investigadora, Lingüística, The University of Western Australia), Christophe D. M. Coupé (Profesor Asistente en Lingüística, University of Hong Kong) y Kasia Pisanski (Investigadora Permanente, Dynamique Du Langage, Centre national de la recherche scientifique - CNRS)
De "ay" a "ouch", las expresiones humanas de dolor son similares en todo el mundo, lo que revela algo fundamental sobre cómo los humanos formamos el lenguaje.
Todos tenemos presentes las palabras que pronunciamos cuando nos golpeamos la cabeza o nos quemamos los dedos. Para quienes hablamos español, a menudo es "ay".
Pero, ¿qué palabras se utilizan para expresar dolor en otros idiomas? ¿Estas "interjecciones" de dolor comparten los mismos sonidos en todo el mundo, dado que los gritos de dolor son reacciones reflejas?
Acabamos de publicar un artículo en la revista científica
Journal of the Acoustical Society of America que aborda esta cuestión por primera vez.
Para este estudio, hemos recopilado las vocales (a, i, o, etc.) presentes en las interjecciones de dolor, asco y alegría en más de 130 idiomas de todo el mundo. Luego las comparamos con las vocales utilizadas en vocalizaciones no lingüísticas (aullidos, gemidos, etc.) para ver si las interjecciones y las vocalizaciones tienen sonidos en común.
Nuestros resultados indican que las interjecciones de dolor efectivamente se parecen a las vocalizaciones no lingüísticas; pero esta observación no se aplica claramente al asco ni a la alegría.
¿Qué es una interjección?
Una
interjección es una palabra que puede utilizarse sola (como "¡ay!" o "¡guau!"). Las interjecciones no se combinan gramaticalmente con las demás palabras del idioma.
Como los lingüistas suelen interesarse más por las estructuras gramaticales, durante mucho tiempo no prestaron mucha atención a las interjecciones. Por eso, algunas cuestiones muy simples sobre las interjecciones siguen sin respuesta, a pesar de que son muy frecuentes en el lenguaje hablado y fundamentales para la comunicación.
El dolor, el asco y la alegría
El objetivo principal de nuestra investigación era determinar si las interjecciones utilizan ciertas vocales más que otras, dependiendo de la emoción o el sentimiento que expresan.
Si es así, también queríamos saber si estas similitudes podían deberse a las formas acústicas de las vocalizaciones no lingüísticas, como los gritos y gemidos.
Para responder a estas preguntas, recopilamos interjecciones de dolor, asco y alegría de diccionarios de 131 idiomas de África, Asia, Australia y Europa (más de 500 interjecciones en total).
Mapa de los idiomas para los que recopilamos interjecciones (131) y vocalizaciones (5). Solo un idioma - el turco - contenía vocalizaciones pero no interjecciones.
Ponsonnet et al. (2024)
Para comparar las interjecciones con otras palabras de estos idiomas, utilizamos
bases de datos que contienen listas de palabras de los idiomas de nuestra muestra. Esto nos permitió aplicar pruebas estadísticas para comparar la distribución de las vocales en las interjecciones y en las demás palabras.
Estas pruebas muestran que, en promedio, las interjecciones de dolor de nuestra muestra contienen más "a" y más sucesiones de vocales como "ay" (como en "ay") y "au" (como en "ouch" en inglés). Esta observación es válida para todas las regiones del mundo de las que recopilamos datos.
Cabe destacar que este resultado no significa que todas las interjecciones de dolor contengan necesariamente "a", "ay" o "au". Pero si se elige al azar una interjección de dolor, es más probable que contenga uno de estos sonidos que si se elige al azar una interjección de asco o de alegría, o cualquier otra palabra.
De los tres tipos de experiencias afectivas que examinamos, esta propiedad solo se aplica al dolor. Las vocales de las interjecciones de asco y de alegría no se diferencian de las vocales de otras palabras.
Esto muestra que las vocales de las interjecciones de dolor no son elegidas al azar, y plantea la pregunta: ¿de dónde provienen?
Las interjecciones de dolor se parecen a las vocalizaciones de dolor
Para abordar esta cuestión, nos centramos en los sonidos que las personas producen para expresar dolor, asco o alegría.
Pedimos a personas de lengua inglesa, japonesa, china (mandarín), española y turca que produjeran sonidos para expresar estas experiencias afectivas, sin utilizar palabras convencionales. Posteriormente contamos las vocales utilizadas en estas vocalizaciones.
Observamos que el tipo de vocales utilizadas es específico para cada experiencia: en el caso del dolor hay más "a", para el asco más vocales "neutrales" (como la primera vocal de "pequeño"), y para la alegría más "i".
En otras palabras, las interjecciones y las vocalizaciones no lingüísticas que expresan dolor tienen en común el uso de más "a". En cambio, las interjecciones de asco y de alegría no emplean las mismas vocales que las vocalizaciones correspondientes.
¿Qué se puede concluir?
Nuestro estudio muestra que los sonidos de las interjecciones, aunque convencionales y, por lo tanto, específicos de cada idioma, no son completamente arbitrarios. Las interjecciones de dolor contienen más "a", "ay" y "au"; y en lo que respecta a la "a", esto corresponde a las vocales que se encuentran en las vocalizaciones no lingüísticas.
Esto sugiere que las interjecciones de dolor podrían derivar en parte de los sonidos (no lingüísticos) que producimos cuando sentimos dolor. Sin embargo, para las interjecciones de asco y de alegría, esto parece no ser el caso.
Estos resultados podrían arrojar luz sobre algunas grandes preguntas sobre el origen del lenguaje y las formas lingüísticas. A menudo se conciben las palabras como combinaciones arbitrarias de sonidos: el hecho de que digamos "casa" en español, pero "house" en inglés, generalmente se considera algo puramente convencional. Sin embargo, ciertos aspectos de los idiomas podrían ser
menos arbitrarios que otros.
El dolor - una dimensión crucial de la experiencia humana - provoca reacciones fisiológicas y emocionales poderosas, quizás al punto de influir en la forma de algunas palabras utilizadas para expresarlo.
Quedan muchas preguntas por resolver. En este estudio nos centramos en las vocales. Esto plantea la cuestión: ¿qué hay de las consonantes (p, t, s, etc.)? ¿Y qué pasa con otras emociones además del dolor, el asco y la alegría?
Las investigaciones futuras sobre estas cuestiones pueden permitirnos evaluar la dimensión incorporada del lenguaje humano y comprender mejor cómo surgió el lenguaje en un principio.
Fuente: The Conversation bajo licencia Creative Commons