Nuestra estrella sigue un ritmo regular de aproximadamente 11 años, marcado por períodos de actividad intensa y de calma. Actualmente, el ciclo solar 25 alcanzó su máximo en octubre de 2024, según los datos de la agencia espacial NASA. Desde entonces, estamos en una fase de declive, donde el número de manchas solares disminuye progresivamente. Sin embargo, esta transición no significa el fin de los fenómenos espectaculares, ya que la actividad residual aún puede producir eventos impresionantes.
En los últimos años, las erupciones solares de clase X y las eyecciones de masa coronal han sido frecuentes, provocando auroras hasta latitudes inusuales. Por ejemplo, en 2024, se registraron más de 50 erupciones de este tipo, frente a 19 en 2025 hasta diciembre. Esta disminución de frecuencia se acompaña, sin embargo, de episodios potentes, como la erupción X5.1 de noviembre de 2025, que desencadenó una tormenta geomagnética severa.
La observación de ciclos solares pasados ofrece ejemplos instructivos. Durante el ciclo 23, que culminó en 2001, las erupciones más fuertes ocurrieron años después del máximo, con un evento estimado en X40 en 2003. De la misma manera, para el ciclo 24, las mayores erupciones tuvieron lugar en 2017, más de tres años después del pico. Estos precedentes históricos indican que episodios aislados aún pueden ocurrir durante la fase de declive.
Por lo tanto, en 2026, la probabilidad de erupciones solares mayores debería disminuir, pero no desaparecer. Si una eyección de masa coronal potente se dirige hacia la Tierra, podría generar tormentas geomagnéticas y auroras visibles a baja latitud. Esto dependerá de la alineación de los eventos solares con nuestro planeta.
Erupción solar X9.0 del 3 de octubre de 2024, la más intensa del ciclo 25 dirigida hacia la Tierra.
Crédito: Ryan French/NASA
La actividad solar sigue siendo impredecible, incluso en fase de declive. Los científicos continúan monitoreando el Sol de cerca, utilizando instrumentos como los de la NASA para refinar las predicciones. Para el público, esto significa que las noches estrelladas aún podrían reservar sorpresas luminosas en los años venideros, con auroras que superen las expectativas.
Fuente: NASA