La formación de nuevos hábitos saludables es un proceso más largo de lo que se pensaba. Un estudio reciente revela que puede tomar hasta un año para que un hábito se vuelva automático.
Investigadores de la
Universidad de Australia Meridional realizaron una revisión sistemática para comprender el tiempo necesario para la formación de hábitos saludables. Descubrieron que, aunque algunos hábitos pueden comenzar a formarse en dos meses, otros pueden tardar hasta 335 días. Esta variabilidad subraya la importancia de la perseverancia en la adopción de nuevos comportamientos.
Las enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas, representan una parte importante de la carga de morbilidad. La adopción de hábitos saludables puede desempeñar un papel crucial en la prevención de estas condiciones. El Dr. Ben Singh, investigador de la
Universidad de Australia Meridional, destaca que la creencia de que solo se necesitan 21 días para formar un hábito es un mito.
El estudio, que involucró a más de 2600 participantes, también identificó factores clave para adoptar con éxito nuevos hábitos. La frecuencia, el momento del día y el placer derivado de la actividad son elementos determinantes. Por ejemplo, integrar una nueva actividad en la rutina matutina aumenta las posibilidades de éxito.
La planificación y la intención de realizar un nuevo comportamiento también son esenciales. Estrategias simples, como preparar la ropa deportiva la noche anterior o tener un almuerzo saludable listo de antemano, pueden facilitar la adopción de nuevos hábitos. Estos hallazgos podrían influir en las iniciativas de salud pública y los programas personalizados destinados a fomentar cambios de comportamiento duraderos.
Los investigadores insisten en la importancia de no abandonar demasiado pronto. La formación de un hábito es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Estos resultados abren el camino a enfoques más efectivos para apoyar a las personas en su búsqueda de un estilo de vida más saludable.
¿Por qué algunos hábitos tardan más en formarse?
La formación de un hábito depende de varios factores, incluida la complejidad del hábito en sí. Los hábitos simples, como beber un vaso de agua por la mañana, pueden formarse más rápidamente que hábitos complejos, como hacer ejercicio regularmente.
La frecuencia con la que se repite una actividad también juega un papel crucial. Cuanto más se repite una acción, más probabilidades hay de que se convierta en un hábito. Sin embargo, la regularidad no es el único factor; el contexto en el que se realiza la actividad también influye en la velocidad de formación del hábito.
Finalmente, las recompensas percibidas y el placer derivado de la actividad pueden acelerar o ralentizar la formación del hábito. Si una actividad se percibe como agradable o beneficiosa, es más probable que se convierta en un hábito rápidamente.
¿Cómo influye el contexto en la formación de hábitos?
El contexto ambiental y social en el que se intenta formar un hábito puede influir enormemente en su formación. Por ejemplo, un entorno laboral estresante puede dificultar la adopción de hábitos saludables, como tomar descansos regulares para relajarse.
Las señales ambientales, como ver un par de zapatillas deportivas cerca de la puerta, pueden servir como recordatorios para fomentar la acción. Estas señales ayudan a anclar el hábito en la rutina diaria.
Además, el apoyo social juega un papel importante. Tener amigos o colegas que compartan los mismos objetivos de salud puede aumentar la motivación y la perseverancia en la adopción de nuevos hábitos. Por lo tanto, el contexto social puede ser una palanca poderosa para facilitar el cambio de comportamiento.
Fuente: Healthcare